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14 de abril y lI República: las banderas de nuestros abuelos.

Seguramente reconocéis esta bandera tricolor, que últimamente abunda en todas las manifestaciones de la izquierda y que grupos antisistema reivindican como suya y es igualmente detestada por los comentaristas de derecha. Voy a intentar introducir un poco de cordura en la discusión y partiendo de que la única bandera oficial que representa a España es otra, intentaré razonar por que no es un monopolio de la izquierda antisistema y puede ser respetada como un símbolo de parte de la historia de España. Quizá lo más lamentable de cierta izquierda es su odio desaforado hacia la rojigualda, a la que llegan a califica de fascista.



Mirad, sin embargo, esta otra bandera rojigualda: fue el pabellón que utilizó la I República, que simplemente se limitó a retirar la corona situada sobre el escudo que representa a Castilla y León respectivamente. La bandera rojigualda fue diseñada en periodo de Carlos III, para distinguir claramente los barcos de pabellón español y progresivamente fue adaptada como la bandera de todos los españoles. Cierto que en la I República hubo sugerencias de cambiarla por otra claramente distintiva del nuevo régimen y tenía cierto carácter de provisionalidad, pero lo cierto es que en su corta y agitada vida siguió siendo la que nos representaba. Solo durante el periodo de la II República (1931-1939) se introduce el modelo que vemos arriba. Quede pues eliminado el tópico de que la bandera bicolor es franquista: cierto que fue restablecida por él, con un nuevo escudo por cierto, pero tampoco es monopolio del anterior régimen del Movimiento Nacional.
Quizá querríais saber que opinión y grado de simpatía me inspira la primera, la tricolor; pues bien no lo niego, no me resulta antipática y creo que merece el respeto de una bandera histórica y legal de España, además de un periodo democrático, al menos hasta un momento de su historia en que se mantuvo la legalidad. Ciertamente el desarrollo de los acontecimientos históricos en la II República es dramático y no fue posible llegar a un consenso constitucional y a una convivencia. Para empezar, al cambio de bandera se le puede alegar cierto elemento rupturista que dificultaba que fuera un símbolo común aceptado por todos los compatriotas.



Hay dos versiones sobre el origen de la nueva franja morada. La primera argumenta que la franja morada derivaría del "pendón de Castilla", que así figuraría junto con los colores de la "senyera" de la Corona de Aragón de la que derivarían las de Cataluña, Reino de Valencia y Baleares. Lo cierto es que hoy se piensa que el pendón Castellano no era morado, sino carmesí, y que el paso del tiempo había deteriorado los tintes de los antiguas divisas. La segunda considera al morado como una reivindicación de la "revolución liberal" inconclusa del siglo XIX, no en vano la bandera cuya posesión llevaría a Mariana Pineda al garrote-vil sería de este color con un triángulo verde (de reminiscencias masónicas) y consignas bordadas. En todo caso nada relacionado con simbolismo "de clase", sino patriótico y como mucho liberal.

Por su parte, la simbología del escudo, que ya había sido utilizado tras la "revolución gloriosa de 1868" es absolutamente patriótica e histórica: el León, el Castillo, las cuatro barras, las cadenas de Navarra y la granada representando a Reino del mismo nombre, en la parte inferior. Es muy similar al actual, exceptuando que en el centro no figura la flor de Lis de los Borbones y la Corona es sustituida por una muralla con torreones. Las columnas de Hércules (de inspiración masónica también) y el Non plus ultra son igualmente compartidos por los dos.

Sobre el grado de identificación de las diferentes corrientes de izquierda con la nueva enseña, habría que decir varias cosas. Cierto que el entusiasmo general reina en las principales ciudades aquel 14 de Abril, siendo compartido por republicanos "burgueses" y socialistas. Irónicamente, el minúsculo Partido Comunista de España, en base a las tácticas del llamado 'tercer periodo' salió a las calles con banderas rojas coreando "¡Abajo la República", "Vivan los Soviets". En consecuencia eran despedidos por las masas con cajas destempladas, los que ahora se presentan como los campeones de "la legalidad republicana"(1). Por su parte, los anarquistas, sin dejar de adherirse a la euforia y de paso provocar los primeros incidentes graves al quemar conventos, no se confiaban demasiado: apátridas e internacionalistas sus única banderas eran la negra o la rojinegra anarcosindicalista de la CNT. Los filotrotskistas del POUM tampoco se engañarían, aunque ya en plena guerra civil, y la consideraban una bandera burguesa (2).

Creo que para juzgar con cierta ecuanimidad el recorrido de la II República, habría que evitar esa tendencia simplista a poner un signo igual entre II República y Frente Popular e identificar de finalmente a la primera con el desastre y el caos de la retaguardia "roja". Ciertamente, su nacimiento ya viene arrastrado por cierto elemento sectario y no integrador, a pesar de las advertencias de intelectuales de altura como Marañón o Ortega la redacción de la Constitución ya tiene un sesgo ideológico en esta "República de Trabajadores de todas las clases". El primer gobierno social-azañistas parte de un sectarismo poco rentable en sus relaciones con la Iglesia, que todavía seguía teniendo una fuerza indudable en tradiciones propias de nuestro país. No obstante, es un gobierno democráticamente elegido y de legitimidad incuestionable. Son irónicamente las tendencias autoritarias de un Azaña las que darán al traste con la primera legislatura: la represión de los campesinos anarquistas en Casas Viejas, donde literalmente ordena "disparar a la barriga", saca lo peor de Don Manuel, que en este caso se encuentra cara a cara con la revolución ácrata. Y va a ser la derecha recompuesta la que sacará réditos de esta situación.

En 1933 ocurre lo inesperado: las izquierdas pierden las elecciones, el partido más votado es la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) que incluye un amplio rango dentro del espectro de derechas, desde reaccionarios redomados hasta un sector que se podría considerar próximo a la actual Democracia Cristiana. No obstante, el Presidente de la República manda formar gobierno al líder del centro: Alejandro Lerroux del Partido Radical, antiguo demagogo ahora transformado en moderado pero siempre con una aureola de vividor y corrupto. Las razones son dos: CEDA no tiene mayoría absoluta y es considerada como poco afín a la legalidad republicana.

Y en 1934 tiene lugar uno de los acontecimientos más dramáticos que va adelantar el espíritu de guerra civil. Lerroux llama a participar en el gobierno a dos ministros de la CEDA, acción absolutamente legítima y coherente con la legalidad republicana. La izquierda, capitaneada por el PSOE, considera que la subida de dos ministros de la CEDA , a la que consideran un partido "fascista", al gobierno como una hipotético intento de dirigir a España por la senda de la Alemania de Hitler o la Austria de Dolfuss. Por tanto, se levantan en armas contra el gobierno legítimo de la República, proclamando una Huelga General Revolucionaria, que solo triunfa en Asturias (la efímera Comuna Asturiana), mientras que en Cataluña Companys proclama el Estado Catalán, dentro de la República Federal Española. El Gobierno se va a hacer con el control de la situación, con la ayuda del ejército, pero la enorme herida ya queda abierta y sangrante.

Ni decir que la Huelga General Revolucionaria es un intento de golpe de estado de la izquierda, particularmente por parte del PSOE, es un intento de golpe de Estado contra la II República. Y ese elemento ha de ser tenido en cuenta cuando se haga una identificación simplista izquierda- II República, al igual que el hecho de que unas elecciones absolutamente limpias permitieran la formación de un gobierno de centro-derecha. En esos momentos, el ala izquierda del PSOE comandada por Largo Caballero está hablando sin recato de instaurar la Dictadura del Proletariado, ya que la República "burguesa" estaría superada. Solo la facción de Besteiro dentro del PSOE se opondrá a lo que era obviamente una deserción del campo democrático.

Por otra parte, comparar a la CEDA con el Partido Fascista o el Nazi, no es real. Si bien en su seno existían sectores ultraconservadores, no equivalían al fascismo. La CEDA no tenía camisas pardas ni negras, ni un programa populista de masas, precisamente se rasgo fundamental era ser "contrarrevolucionaria", el mantenimiento del status quo. No tenía un programa belicista, ni racista, ni nada parecido a la "revoluciones" Fascista o Nazi. Quizá podría ser más comparable autoritarismo socialcristiano de Dolfuss, pero desde luego dos ministros en el gobierno es una posición bastante más débil que la de aquellos.

El resto de la historia de la II República es un triste empeoramiento constante de la situación. El triunfo del Frente Popular acelera el camino a la debacle. El alzamiento franquista es evidentemente un levantamiento armado contra la legalidad republicana, cosa que nunca intentó negar en absoluto. Igualmente, cuando tras el levantamiento, se reparten armas a milicias de sindicatos y partidos "obreros" hay un quebrantamiento manifiesto de la legalidad, que se va a poner de manifiesto con la llamada "Revolución Española" en la que estas milicias van a cometer todo tipo de desmanes y van a quebrantar el derecho de propiedad y las libertades individuales de cualquier democracia constitucional. Para entonces ya la II República es ya solamente un nombre, una cáscara vacía donde la legalidad es una meramente formal. Y es de esta fase caínita de la que peor recuerdo se tiene.

Para colmo de los colmos, en el verano de 1937, va a realizarse un nuevo viraje en la política de la República: el Partido Comunista de España va a tomar la hegemonía en el gobierno de la República, así como en parte del nuevo Ejercito Popular y cuerpos policiales, todo ello con la colaboración inestimable de "asesores" soviéticos simples agentes de Stalin. Y la forma que toma esta conquista es maquiavélica: el PCE se va a ofrecer para restablecer el orden en la República, integrando a las milicias en un Ejército Popular Regular, poniendo fin a las socializaciones arbitrarias de los anarquistas y otras milicias, tras asestar un golpe en mayo de 1937 a anarquistas y poumistas y sustituir al radical Largo Caballero por el socialista "moderado" Juan Negrín. Pero no era el PCE un partido "de orden": lo que no podía tolerar es una revolución que no controlase él y ya tras Mayo del 37 se producen las primeras purgas de anarquistas, poumistas y trotskistas al más puro estilo chequista, con la ayuda de la GPU (policía política soviética). Desde entonces España se convierte en un estado satélite de la Unión Soviética y Negrín un títere, que llamaba a 'resistir' a un pueblo exhausto y hambriento. El golpe del coronel Casado puso fin a ese estado de cosas, estableciendo un directorio cívico-militar de todas las tendencias hostiles al PCE e intentando negociar una paz honrosa con Franco. Ni decir que Franco no tuvo la más mínima compasión ni interés en negociar; se avecinaban 40 años de dictadura personal.

Conclusión

Con la coartada de los símbolos he realizado una retrospectiva a vuelapluma de la II República, para constatar lo que fue. Comenzó como un régimen democrático con una constitución sesgada, pero en ningún sentido comparable a una República Popular pro-soviética, como viene a insinuar un Pío Moa: existieron elecciones libres, pluralidad de partidos, imperio de la ley (que incluso dificultó la reforma agraria del primer gobierno). Su periplo fue cada vez menos afortunado, aumentando el número de corrientes que despreciaban la democracia. Y acabó convirtiéndose, casi al final eso sí, en un prototipo de este tipo de República Popular de hegemonía soviética.

Y regresando al día de hoy, esta II República es el modelo que reivindica la mayoría de la izquierda: una hipotética III República continuaría la "legitimidad" de la anterior. Ni decir tiene que la pretensión es sencillamente delirante y debemos recurrir a la legitimidad del consenso del 78 si queremos construir algo decente. Lo cual no es equivalente al inmovilismo, hace falta una regeneración del sistema basada en la prudencia y el sentido común. En ese sentido, tomar como modelo monarquías parlamentarias europeas no me parece nada malo. Ahora bien si en algún momento optamos por la República, por mi parte no va a haber tipo alguno de antipatía, que no sea una continuación de la segunda ni mucho menos una Socialista o 'Popular', por favor, que sea una República absolutamente constitucional que tome como modelo EE.UU, Alemania, Suíza.

Platypus

PD: Este sería el modelo de bandera que propondría para una III República, rojigualda pero con el escudo de la II.


Por otra parte os adjunto la variedad de bandera republicana que detestaría, la "pseudo-yugoslava" usada por el GRAPO y que hoy en día está ganando simpatías entre irresponsables y totalitarios.



(1)Georges Soria (1975-1977) : Guerre et révolution en Espagne 1936-1939, Éditions Robert Laffont et le Livre Club Diderot, Paris. Es considerada como la versión oficiosa del PCE de la Guerra Civil.
(2)Felix Morrow (1937): Revolución y contrarrevolución en España. El Militante. http://revolucionespanola.elmilitante.org/pdf/F_M.pdf

Comentarios

  1. Hola,

    He escrito algo relacionado, que creo te gustará:

    http://larepublicaheterodoxa.blogspot.com.es/2014/04/desmitificando-la-ii-republica.html

    Respecto al texto creo que hay cosas que podrían ser matizables. Hay una cosa que me ha chirriado un poco, y es la acusación a Azaña de ser el responsable directo de los asesinatos de casas viejas. Creo recordar que se hizo una investigación parlamentaria en la época (durante las cortes de derechas) y quedó como no probado. Los historiadores que he leído tienden a no dar credibilidad a las acusaciones de que ordenó pegar "los tiros a la barriga".

    Luego hay algún matiz, diría que el PCE no era más que un partido obediente en ese momento y que no tenia en mente una revolución comunista, matizaría que Caballero solo era líder de una de los tres segmentos del PSOE y que los otros dos no eran revolucionarios, etc. Pero bueno el texto me parece correcto en general.

    Saludos,

    p.d: A mi personalmente me gusta más la bandera tricolor que la actual, aunque creo que su cambio de nuevo traería más problemas que otra cosa. No obstante en este país tenemos un problema con los símbolos a causa de la identificación de los mismos con la dictadura franquista (no somos el único país que pasa esto, también pasa en Japón por ejemplo) y creo que deberiamos hacer un análisis sereno sobre esto y sin prejuicios. Quien sabe, igual merecería la pena hacer una bandera totalmente nueva.

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  2. Hola Pedro. He leído tu artículo que hace una interesante comparativa entre la actual monarquía y la II República.
    Mea culpa por no contrastar lo de Casas Viejas, hasta estaba convencido ser un hecho aceptado. Lo que está claro es cierto talante autoritario de Azaña, como la "Ley de defensa de la República" que mencionas lo contrasta. Y ojo que reconozco que no era fácil gobernar una República en aquel entonces, que se necesitaba autoridad y que el Seisdedos no era ningún angelito.

    Sobre la actuación del PCE en la guerra civil mi fuente primera fue Jesus Hernandez (Ministro del PCE a la sazón, sobre el que escribí un artículo en el blog), pero concuerda con el de los POUMistas (en la Fundación Andreu Nin hay un montón de artículos), Besteiro (quien en la ejecutiva del PSOE atacó a Negrín con un discurso incendiario), Prieto (que llegó a "excomulgar" a Negrín), varios anarquistas y voluntarios de la órbita del POUM (un tal Landau, si no recuerdo mal) y aunque no lo he leído en sus trabajos post-bélicos Azaña también muestra una profunda frustración, e incluso a partir de los 70 ha habido cierta autocrítica en algunos militantes del PCE. Parece que a quien era obediente el PCE era Stalin y al Comintern y de hecho la estrategia del Frente Popular estaba diseñada por Dimitrov. En la postguerra mundial utilizaron algo parecido (los Frentes Nacionales Antifascistas) para instaurar las Repúblicas Populares, en la que los aliados del PC siempre estaban en minoría respecto de éste en las listas únicas siendo en la práctica hegemónico, claro está con la ayuda del ejército rojo que no era poca.

    Por cierto, si me consta que el PSOE tiene tres tendencias y hasta cuatro si consideramos los negrinistas. Caballero quería una revolución pero autóctona no subordinada a Moscú, Besteiro era un perfecto demócrata y un personaje admirable que acabó en manos de Franco , que se enconó con el, por abandonar el barco el último. Prieto también se enfrentó al PCE cuando tras crear el SIM (Servicio de Inteligencia de la República) se llenó de amigos del PCE, policías soviéticos, etc. y no tenía fuerza para revertir la situación. Participó en la organización de lo de Asturias, de lo que públicamente se retractó. Es un personaje desde luego peculiar, bastante patriota, variable y oportunista en ocasiones (voto de la mujer) e incluso le tocó defender a José Antonio en un suplicatorio en el congreso, con lo cual había un respeto mutuo.

    Respecto a gustos a mi también me gusta más la tricolor, pero creo que la rojigualda es más capaz de suscitar un consenso, sobre todo si aclaramos a mucha gente que estaba mucho antes de Franco y que sus colores están basados en la "Senyera" cuatribarrada. Eso si, el himno si que lo cambiaría, pues es una marcha fría y al ser "real" no es compatible con una república. Por otra parte el de Riego es si cabe peor.

    Saludos.

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