Los oncólogos están cada vez más convencidos de una hipótesis novedosa y rompedora. Dice que los tumores no son un mero crecimiento caótico de células enloquecidas, sino que se desarrollan, en el fondo, de una forma muy similar a los tejidos y los órganos sanos: a partir de unas pocas células madre programadas para dividirse y diferenciarse de una forma ordenada y jerárquica. Programadas, por tanto, para generar el tumor, y también para reproducirlo. La mera idea resulta en cierto modo aterradora, pero explorarla a fondo puede ser la única forma de vencer a los cánceres más insidiosos, los que se hacen resistentes a la mejor quimioterapia disponible para cada caso, e incluso a la extirpación. La hipótesis no se puede considerar demostrada, pero en tan solo el último par de meses ha recibido unos apoyos experimentales difíciles de ignorar. Primero con tres trabajos publicados en Nature y Science sobre tres de los cánceres más refractarios al tratamiento, los de cerebro, piel e