Cabe interpretar el pensamiento politico de J.A. Hobson en contexto de la Inglaterra de la segunda mitad del siglo XIX, donde la doctrina liberal clásica del laissez-faire parecía débilmente capacitada para afrontar con los desafíos de la realidad social: pobreza, condiciones de trabajo, incultura y marginación política de las clases modestas; en particular de la clase obrera. Junto con mentes de la talla de T.H. Green y L.T. Hobhouse fue el impulsor del llamado del ‘Nuevo Liberalismo’ (no confundir con el Neo-Liberalismo) o ‘Social Liberalismo’. Hobson fue además de teórico fue un político activo, prolífico periodista y miembro de asociaciones humanitarias.
Durante finales del siglo XIX su notables trabajos incluían Los Problemas de la Pobreza(1891), Evolución del Capitalismo Moderno (1894), El Problema del Desempleo (1896), y John Ruskin: Reformista Social (1898).
Durante finales del siglo XIX su notables trabajos incluían Los Problemas de la Pobreza(1891), Evolución del Capitalismo Moderno (1894), El Problema del Desempleo (1896), y John Ruskin: Reformista Social (1898).
El punto de partida de su filosofía social es el paralelismo de la sociedad con un organismo biológico, abordable desde un enfoque propio de las ciencias naturales, previniendo contra las tentaciones autoritarias, historicistas o deterministas asociadas a ciertos seguidores de este método de análisis, que todos conocemos: "directamente contemplada como un organismo racional moral en el sentido de tiene un vida psicológica, carácter y propósito comunes que no puede ser resueltos como la simple suma de la vida, carácter y propósito de sus miembros individuales" (Hobson,The Crisis of Liberalism, 1909).
Hobson aporta tres novedades respecto del liberalismo clásico del S XIX: en primer lugar, la defensa de un papel más relevante para el estado, no un simple laissez-faire, si bien más reducido que el de los socialistas. En segundo lugar, intenta difuminar la línea roja que separa el concepto de ‘individualismo’ del de ‘colectivismo’. Finalmente, rechaza el punto de vista atomista de la sociedad abogando por la coexistencia de la propiedad pública y la privada, oponiendo al mismo tiempo cualquier sobra de planificación centralizada en líneas socialistas. Es el ser humano pues tanto un ser individual e insustituible como miembro de una colectividad social: el ‘zoon polithikon’ Aristotélico.
Introduce nuestro autor un papel al estado más allá del restringido del liberalismo clásico: aquel no se limita a ser una mera salvaguarda de las libertades individuales, sino que, en la medida en que la sociedad es como un organismo, está interesada en el desarrollo y bienestar de todos los individuos componentes para mantenerse sana. Resaltemos un punto polémico: así como para el liberalismo clásico es un fin en si mismo, para Hobson es a su vez ¿? es un medio para otro fin: una sociedad sana y en progreso. Es partiendo de ello lo que permite de acuerdo a su punto de vista que el liberalismo puede comprometerse con la defensa de la libertad del individuo simultáneamente con la del bienestar de la sociedad.
¿Un liberal internacionalista?
La oposición de Hobson a la I Guerra Mundial le diferencia de muchos otros liberales, tales como Miliukov, que veían en la victoria de la Entente un progreso frente al autoritarismo de los Imperios Centrales. Su propugnación para la formación de un cuerpo político mundial para prevenir guerras se puede ver claramente en un trozo de la obra Hacia el Gobierno Internacional (1914). Sin embargo, Hobson practicó una leal oposición a la Sociedad de Naciones
También destaca como un opositor al imperialismo moderno en: "El imperialismo: un estudio" (1902), a saber: la injusta distribución de la riqueza conduce a una tasa de ahorro excepcionalmente elevada en los sectores más ricos y un subconsumo por parte de las clases pobres. Así mismo considera los intereses elitistas endogámicos como una de las causas prioritarias del imperialismo.
Esencialmente reclamaba que la expansión imperial es impulsada por una búsqueda de nuevos mercados y oportunidades de inversión en ultramar — la "raíz primaria del imperialismo" no se encuentra en el orgullo nacionalista, sino en la oligarquía industrial. Hobson argumentaba que el imperialismo es innecesario e inmoral; viendo al imperialismo como el resultado de la mala repartición de la riqueza en una sociedad capitalista que creó un deseo de acrecentar los mercados en busca de alguna ganancia.
Este trabajo le ganó a Hobson una reputación internacional. Influenció a pensadores como Bujarin, Lenin y Hannah Arendt.
Como colofón sobre Hobson y el resto de pensadores progresistas liberales; dos son sus contribuciones fundamentales: sentar las bases ideológicas del estado de bienestar británico y el descrédito de las políticas imperialistas. Asímismo, podemos descartar dos mitos: primero, que el estado del bienestar fuera una mera reacción o adaptación no planificada a los problemas sociales y al movimiento obrero y, segundo, el obtuso rechazo de la mentalidad británica a teorizar.
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